El cinismo helénico y el entrenamiento físico
El cinismo helénico y el entrenamiento físico
Se suele contar que el nombre de la escuela cínica viene de la palabra griega κυνικός (kynikós), que querría decir "similar a los perros". Mas esto no es verdad. El nombre de la escuela viene dado por el gimnasio ateniense de κύων ἀργό, (el cynosargues, literalmente "perro ágil"), donde el que es considerado como el padre de la escuela, Antístenes, solía predicar sus lecciones cerca de él. Esta localización no era casualidad, y revela la curiosa relación que existe entre esta escuela filosófica y el ejercicio físico.
Antístenes formulo las primeras máximas de la doctrina cínica; "demostrar que la virtud es enseñable [...] suficiente en sí misma para la felicidad, sin necesitar nada a no ser la fortaleza socrática. Que la virtud esta en los hechos" (Diógenes Laercio). La búsqueda de la felicidad es la máxima de todas las escuelas helénicas, y es un camino que se toma de forma exclusivamente individual. Las instituciones publicas, como la polis y otras empresas colectivas, han quedado desprestigiadas ante una agresividad que ha transfigurado el sentido del equilibrio de estas sociedades. En el caso cínico, la critica a estas instituciones empieza por una critica radicalmente cultural, y en algunas ocasiones políticas, aunque definitivamente no tienen un objetivo político (el régimen político de la Politeía de Diógenes de Sinope es una sátira hacia todo objetivo político). Uno de los aspectos que se critican del régimen político, sobre todo en Antístenes, es la concepción del prestigio innato de los nobles; "Los nobles no son sino los virtuosos". La búsqueda de la virtud es una búsqueda que pasa inevitablemente por el esfuerzo. La doctrina ética de Antístenes es única en su huida del placer ("prefiero someterme a la locura antes que al placer") y su tendencia al ponos, que no será tan recurrente en cínicos posteriores. Así pues, anteponiéndolo todo al cuidado del alma por medio de la virtud, Antístenes fundamenta el camino 'ascético' de los cínicos, ampliamente desarrollado por Diógenes. Este es un ascetismo individual, que abraza la "mala fama", que critica los valores colectivos por basarse en una ley 'no natural' y por tanto, inauténtica (concepto muy interesante y recurrente en toda la filosofía moral y hasta ontológica, que a mi parecer realmente empieza con este filosofo). Aquel que siga este camino será el sabio.
Algo muy interesante de este ascetismo es su apartado practico. Contrariamente a los ascetismos posteriores, las penalidades de sus practicantes no tienen un objetivo plenamente espiritual. Antístenes no plantea una escatología de forma directa para la cual haga falta el cuidado del alma, y de hecho en alguna ocasión se nos relata sus parodias a los mitos convencionales del Hades. La felicidad reside en este mundo, y las leyes y culturas artificiales del hombre le apartan de esa felicidad natural. Así pues, una ética para el mundo se basara en aquello que ocurra en el mundo, y sus resultados se reflejaran "en los hechos". Los hechos son el medio y el fin, y todos ellos van orientados a la autosuficiencia del hombre, puesto que el resto de relaciones, tanto con el mundo como las sociales, son inherentemente inauténticas. "El sabio es autosuficiente, pues los bienes de los demás son todos suyos".
Dentro de esta búsqueda interna de la virtud y la salud pero enfocada en el mundo presente, se enmarca la curiosa relación que mantiene el cinismo con el deporte (aunque sería más correcto de relacionarlo con el entrenamiento o el ejercicio, ya que el deporte griego llevaba una carga social y cultural atribuida a la polis, que es objetivo de la critica cínica). El primer hilo conductor es la admiración hacia la figura mítica de Heracles. Héroe en ocasiones solitario, que nada construye para sí en el mundo, si no que lleva a cabo una empresa de dimensiones divinas, por medio del esfuerzo y el sufrimiento. Heracles, como patrón de los gimnasios, muestra el camino para el entrenamiento del alma. Ya en Platón se muestra la relación entre el control del cuerpo por el ejercicio junto con el control del alma, pero la dimensión material cínica del asunto es original. Aquí se incorporaran las doctrinas aristotélicas de la virtud como habito, como repetición y esfuerzo. El entrenamiento va muy ligado con el esfuerzo, aspecto muy presente con la doctrina de Antístenes; "Y sostuvo que el esfuerzo es un bien con el ejemplo del gran Heracles [...] que la impopularidad es un bien y otro tanto el esfuerzo". Esto es también una muestra más de la transvaloración de los valores de la cultura. Aquí, el filosofo demuestra su saber más allá de la teoría, lucha contra el mundo, mediante hechos, contra su naturaleza misma. El componente personal, intimo e individual del esfuerzo, del ejercicio y del dolor son piezas claves para comprender el camino solitario de la virtud. El ejercicio es también muestra de la ética como recorrido y como constancia, de la educación, la paideia, aunque en este ultimo ejemplo volvemos a caer en la dualidad mente-cuerpo, donde el cuerpo es dominado, aunque aquí desde una nueva perspectiva, donde el sujeto es más que la suma de alma-cuerpo; es un ente que se esfuerza para perseverar en su senda, en su ser, y lo hace mediante la lucha; "Al preguntarle qué había sacado de la filosofía, dijo; 'El ser capaz de hablar consigo mismo". De hecho, tanto Diógenes como Antístenes comprendían la educación dentro de unos marcos esencialmente convencionales, pese a ser una parte importante de la teoría cínica. EL control del cuerpo es una reafirmación del ser en el mundo, fuera del nous i del nomoi, de la inautenticidad de las instituciones "burguesas". Al oír que un éleata decía que movimiento era imposible, Diógenes de Sinope se levanto y echo a andar. Ningún argumento más contundente que un puñetazo en la faz, para realizarse de que la realidad es y será una lucha, de la cual el código cínico intenta defenderse entendiéndola y luchando positivamente con ella, y se enfatiza esa visión de la vida como lucha ("Es mejor combatir con unos pocos buenos contra todos los malos que con muchos malos contra unos pocos buenos. Prestar atención a nuestros enemigos, por que son los primeros en percibir nuestras faltas"). Hay una doctrina política intrínseca a esa lucha y a ese 'hacerse a uno mismo', que me gustaría tratar más profundamente en otra ocasión.
El otro gran cínico, sino el más grande, fue Diògenes de Sinope, el cual también muestra una visión del ejercicio y de la lucha como parte inseparable del camino ético. La perseverancia es importante, incluso en el dolor, cuando se trata del conocimiento útil (como muestra su perseverancia para seguir a Antístenes, quien le echaba golpeándolo con un palo, al que Diógenes ofrecía la cabeza). Diógenes siempre busco la forma más directa de romper las leyes convencionales. En el ámbito del deporte, Diógenes muestra otra vez más la diferencia entre el ejercicio personal y el social, repitiendo varias veces a los vencedores olímpicos que mientras ellos "ganaban a esclavos", Diógenes "vencía a los hombres", mostrando la artificialidad del deporte griego a diferencia del ejercicio personal. Aun así, y de la presentación apriorística de la realidad, sigue presentando el ejercicio físico como un equilibrio del ejercicio mental, que ambos forman parte de un mismo entrenamiento constante para la virtud, pues dan al sujeto "buena disposición y el vigor". El entrenamiento abre todas las puertas, junto con la perseverancia. La perseverancia es clave en la concepción del mundo de Diógenes, siempre acechada por el azar de la ley natural, ley que debe ser la única que rija la vida de los hombres. Diógenes aquí alude a la libertad como lo que se debe anteponer a todo, y para conseguirlo es necesario adquirir los medios que hacen a uno libre. La vida como lucha es para Diógenes sobre todo una lucha para la libertad, en la cual gran parte de esa lucha va dirigida contra uno mismo, y aquí es donde entra la importancia del entrenamiento físico. Para Diógenes, pues, el poder es lo único que determina la libertad (otra concepción extrapolable al campo político), y ese poder no es traducible a la civilización y a la ley humana, si no que esta meramente aparenta no ser natural mediante el engaño y el lujo. Dentro de esta visión del mundo, la figura de Heracles también sirve como modelo de la perseverancia de la fuerza contra el mundo mediante la ley natural. Esto se identifica con el camino ascético de la vida, en un endurecimiento perseverante mediante el habito, que Diógenes demuestra en su repetitiva lucha contra la sociedad mediante lo inmoral y lo vergonzante. A todo esto se le suma el identificar el ideario filosófico con el cuerpo, llegando a ser las necesidades vitales parte de la expresión de esta.
En conclusión, las doctrinas cínicas sobre el ejercicio físico, exhortándolo como medio para adquirir la libertad y la autosuficiencia hacia la virtud, fue un el primer planteamiento original de esta idea, desarrollada en mayor medida en El sol y el acero de Yukio Mishima, como mayor obra filosófica acerca del ejercicio físico.
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