Terrorismo y revolución en la sociedad alienante: Ted Kazinsky, teoría y praxis

 Terrorismo y revolución en la sociedad alienante

Ted Kazinsky, teoría y praxis


Theodore John Kaczynski, más conocido como el Unabomber, el terrorista estadounidense que actuó a partir de un sistema de pensamiento revolucionario eco-anarquista, es realmente considerado como uno de los últimos criminales idealistas y románticos, un Raslkolnikov moderno, un nihilista ruso en pleno siglo XX y casi XXI. Y, como esos dos ejemplos, su idealismo es inconcebible para la mentalidad pseudo racional de, en palabras de este autor, la ‘sociedad industrial’.


Estas críticas a su sistema (el idealismo, el simplismo, las contradicciones) no me parecen realmente relevantes o suficientes como para desacreditar el punto de Kaczynski. A fin de cuentas, tanto el discurso productivista neoliberal como su falsa contraposición progresiva o su regeneracionismo rosa tienen las mismas contradicciones e idealismos. Ensayísticamente hablando, en su manifiesto La sociedad industrial y su futuro (único ensayo que se va a tomar en cuenta) sus dos mayores fallos son la poca originalidad y una extrema vaguedad. Kaczynski  falla en sintetizar de forma original sus influencias, que quedan bastante a la vista: su teoría de la opresión sistemática de la libertad humana y su necesidad de rebelión es una tesis bakuniana, su exposición de los diversos deseos del hombre es un calco de la sistematización epicúrea, algunos apuntes acerca de la interioridad provienen del primer estoicismo y así una larga listas no ya de influencias o sincretizaciones, si no de conceptos no integrados plenamente en una cosmovisión personal. Sin duda, el autor con el que más en deuda se encuentra Kaczynski es con Jacques Ellul, anarquista cristiano francés que criticó la burocracia de la sociedad industrial y su tecnofilia como algo dañino para el alma humana. Kaczynski toma directamente de este autor los conceptos de ‘técnica’ (el dominio de la humanidad por parte de la tecnología) y de propaganda (el bombardeo mediático sistemático por parte del sistema), sin mención alguna.

Aún así, Kaczynski no lleva realmente hasta al final las consideraciones que toma, y termina dando un halo de vaguedad a su manifiesto (probablemente intencionado en un manifiesto destinado a las masas) que no termina de sistematizar verdaderamente su pensamiento. Ya la escuela de Frankfurt habló de una ‘ontología orientada a los objetos’, una cosmovisión, curiosamente de origen heideggeriano (recordemos su problema del martillo), que ha sido desarrollado en últimos años, en la que la mentalidad cartesiana de la dominación de la res por parte del cogito, tanto en el estudio como en el dominio técnico, es desechada en favor de una reelaboración de la historia y la ontología en la que los objetos son tomados como objetos conscientes e iguales a los hombres en el plano existencial. Sin embargo, Kaczynski, que si que parece tomar esta posición al defender la Naturaleza (con mayúsculas, sí) como un ente bondadoso y la tecnología como algo que verdaderamente domina al hombre, y que lo somete a su uso, finalmente engullendo su propia burocracia en favor de un sistema kafkiano que se autosostiene sin lugar a la libertad más allá de la funcionalidad misma del sistema, nunca propone esta visión. Lo que propone en último termino Kaczynski es que el hombre gane su libertad a través de la reapropiación del dominio. Si el hombre no es capaz de dominar la tecnología, que la deseche y vuelva a la Naturaleza para dominarla. Esto es parte del regreso a lo que Kaczynski llama el power process o transición de empoderamiento, una propuesta de que cada persona debe superar un periodo de cierta dificultad a fin de adquirir tanto objetivos plausibles como los medios para conseguirlos (el Control, como concepto, juega un papel importante en su teoría, ya sea derivado de sus estudios matemáticos o sus derivas psicópatas, es un concepto también muy presente en todos los libros de autoayuda del presente). La principal queja de Kaczynski es que la sociedad industrial no permite que esta transición tenga lugar, poniendo o bien objetivos demasiado fáciles de conseguir dando lugar al hedonismo o bien objetivos plenamente inalcanzables que llevan a la frustración. En ultima instancia, aquello que Kaczynski no nombra, pero si refiere, es que los hombres de la sociedad industrial se encentran alienados. En este aspecto, Kaczynski le debe una cita a Marx. Sus experiencias con el comunismo se basaron probablemente en encuentros universitarios, un Marx descafeinado tras el althussianismo y la malinterpretación de la escuela de Frankfurt, que no le permitieron realmente estudiar este interesante autor con cuyo concepto de alienación coincide.

 

Sin embargo, aunque su obra sea vaga y no sea un gran desarrollo a partir de sus influencias, sus conclusiones no dejan de ser de gran aprecio, y en concreto, me gustaría centrar en el concepto más interesante de su teoría; la idea de la revolución en la sociedad industrial. La forma más sencilla de definir el proceso revolucionario de Kaczynski sería aceleracionismo, pero lo interesante es que no se trata de un aceleracionismo económico; es un aceleracionismo en todos los aspectos excepto del económico. Pero antes, un poco de contexto. Como hemos dicho, para Kaczynski la sociedad industrial priva al hombre de su transición de empoderamiento que le permite obtener una libertad a través de su plenitud emocional o su esfuerzo. Frente a eso, Kaczynski propone volver a un modelo de sociedad preindustrial anárquico, confiando en los viejos valores del ‘buen salvaje’. La teoría de la historia de Kaczynski plantea un esquema estructuralista en el sentido de Braudel:

Diagrama del concepto de historia kaczynskiano 

la historia de mueve a varios niveles con varios ritmos. Lo que innova Kaczynski es en afirmar que os niveles mas lentos son a la vez los más determinante. Se posicionan dos ejes: elementos errantes y elementos regulares (corto termino – largo termino). Estos dos ejes se imaginan como tendencias lineales progresivas. Los elementos errantes nunca son suficientes en sí mismos como para ejercer un cambio en la tendencia a largo plazo (que es comprendida como el conjunto mismo de todos los procesos sociales, ambientales y económicos de la sociedad). Como se ha dicho anteriormente, Kaczynski plantea conceptos interesantes, pero vagos, y este no es una excepción. Qué determina el movimiento de los elementos regulares? Cómo se dan los elementos errantes y según qué condiciones de libertad? Hasta qué punto de puede aplicar un análisis histórico de los elementos regulares, en una sociedad, en un solo estado, en una historia global? Lo más probable es que Kaczynski solo tomara en cuenta los desarrollos a partir de la revolución francesa por motivos que expondremos a continuación, pues ahora me gustaría centrar en otra deuda que tiene Kaczynski con Marx, pues es Marx quien plantea que es posible en la sociedad contemporánea en la que ya se puede hablar de una historia global a partir del estudio de sus condiciones materiales gracias a la unificación del comercio. Kaczynski plantea su análisis con la sociedad industrial en mente, con unas condiciones materiales universales, tomadas de Marx. La teoría de como los elementos errantes no son nunca por si mismos capaces de controlar las tendencias de los elementos regulares quiere demostrar dos hechos. Es una teoría en contra del contrato social, pues los actos individuales o gran escala, sin ser tomados en cuenta por las tendencias mayoritarias, privan de libertad a quienes deciden no ceder frente a la tendencia global, deslegitimando las autoridades. A partir de la revolución francesa y de la revolución industrial, tanto el poder administrativo como el tecnológico obligaran por coerción a una unificación aun mayor de la sociedad a todos los niveles. Se teje una red inescapable que terminara por controlar por medio de la propaganda los deseos del hombre (el concepto de deseo de Kaczynski  es, para cambiar, bastante vago) y propiciar su frustración a través de su alienación. Además, esta concepción demuestra la ineficacia de la reforma, pues la única razón por la que los elementos errantes fallan al intentar cambiar la tendencia global es por no controlar la dirección completa del resto de elementos que conforman los elementos regulares. Para Kaczynski, para que se pueda cambiar o revertir una tendencia histórica es necesaria la coordinación de todos los elementos de dicha sociedad (es decir, la necesidad del cambio del modo de producción para el cambio de la superestructura, de nuevo Marx dixit). Entonces, como se puede conseguir el revertir el desarrollo de la sociedad industrial que Kaczynski propone? Dado que todo el sistema se encuentra en una compleja interrelación, los elementos errantes fallan al movilizar únicamente una parte, haciendo, según Kaczynski, que el reformismo no sea una opción. Por tanto, la revolución llegara cuando gran parte del sistema sea consciente de la necesidad de su destrucción (por medio de una conciencia, aunque en este caso tal vez no sea de clase a priori, aunque como veremos llega a serlo en algunos aspectos). Kaczynski presenta que cada sociedad hay un desarrollo progresivo de las relaciones tecnológicas y sociales que terminan por producir cierto nivel de estrés (desarrollo de las fuerzas productivas tal vez?) que dañan al individuo por culpa del control físico y psicológico que ejerce la administración de dicha sociedad. Cada sociedad llega en algún momento a su punto álgido de control, un punto en el que ya no es capaz de contener sus niveles de estrés. Kaczynski lo deja claro; en la sociedad industrial, la burguesía y la clase media esta perdida. Encerrados en la propaganda del deseo, son los elementos más alienados, que se encuentran en una trampa progresiva de sumisión al sistema. Por culpa de la ambición de ambos, están ligados a una cadena del consumo, haciéndoles sumisos a la tecnología productiva. Y aunque sus niveles de estrés y frustración pudieran llegar a colapsar en algún momento, lo más probable es que este colapso llegase con el colapso mismo del medio ambiente. Kaczynski propone acelerar el proceso de estrés para detener el colapso ambiental, y ese proceso solo se puede conseguir mediante elementos estresantes que se encentren alienados del sistema productivo de forma externa y no de forma interna. Kaczynski propone al lumpen como sujeto revolucionario. En sus propias palabras; “personas quienes de un modo u otro son rebeldes al sistema: sanguijuelas del bienestar, bandas de jóvenes, cultistas, satanistas, nazis, medioambientalistas radicales, milicianos, etc.”. La revolución solo puede ser llevada a cabo para aquellos que no tienen el miedo a perder. El uso de estos sectores marginales por parte de un minoría tecnófoba es la clave para la generación de estrés. Hay que incentivar un conflicto global en la sociedad, no necesariamente bajo una ideología primitivista o tecnófoba, si no mediante un aceleracionismo político y cultural, que aumente el estrés y los límites del sistema:

La alienación, la baja autoestima, la depresión, la hostilidad, la rebelión; niños que no estudian, las bandas de jóvenes, el uso de drogas ilegales, el robo, el abuso de niños, otros crímenes, el sexo inseguro, los embarazos de adolescentes, el crecimiento de la población, la corrupción política, el odio racial, la rivalidad étnica, el amargo conflicto ideológico (por ejemplo pro-elección contra pro-vida), el extremismo político, el terrorismo, el sabotaje, los grupos antigubernamentales, los grupos de odio. Todo esto amenaza la sola supervivencia del sistema. Por tanto se verá FORZADO a usar todos los medios prácticos de control del comportamiento humano

A partir de este estrés, la minoría revolucionaria debe empezar a propagar la ideología primitivista según designios populistas.

Analicemos algunos conceptos de esta propuesta acerca de la revolución. En primer lugar, como se deshecha la clase media como componente revolucionario. Este no es un punto novedoso ni mucho menos, pues ya fue algo artado por la escuela de Frankfurt y posteriores, como por ejemplo el análisis que se hace desde el punto psico-político en Marcuse y otros autores. El sindicalismo y otras reivindicaciones a favor del bienestar material del proletariado derivan en una clase ociosa y sumisa, alienada y reaccionaria. Pero la búsqueda del lumpen y de elementos externos-agresivos al sistema no es una búsqueda de un nuevo sujeto revolucionario, si no una manera de arruinar ese bienestar de forma que la clase media vuelva a su modus operandi revolucionario. El lumpen insumiso no da para si el abasto numérico de una revolución solo sirve para acelerar el estrés en la sociedad. Y no es meramente un estrés económico o material, en el que los servicios del Estado del bienestar se puedan ver inutilizados, forzando las viejas demandas sindicales, sino una búsqueda total del malestar. Esta se expresa en la acentuación de problemas culturales y de las diferentes dialécticas que hay en la sociedad industrial; juventud-vejez, individuo-sociedad, rebeldía-estatus quo, nativismo-inmigración, un posible helter-skelter, polarización política… En este plano revolucionario, vemos entonces cuatro elementos en juego; el lumpen encargado de aumentar el estrés acentuando las susodichas problemáticas, la clase media afectada, la elite tecnocrática atrapada en su propio sistema que no son capaces de controlar y, finalmente, una minoría ideológica encargada de empezar el proceso estresante. De esta minoría hablaremos cuando tratemos de la praxis de Kaczynski. Se trata pues, de una revolución que, como es mencionado al inicio y al final del manifiesto, que no toma posición política. Pero no toma posición política dentro del sistema, lo que no quiere decir que no tome posición política alguna. Es apolítica se puede ver en la mencionada minoría ideologizada. En cuanto a dentro del sistema, no hay partidismo político alguno sino el apoyo extremista desorganizado. Algo que no se deja claro es el papel del extremismo marxista en la ecuación del proceso estresante, puesto que Kaczynski alerta de como una organizada organización marxista (como cuadros M-L) sería capaz de tomar el poder, bien del sistema o bien del movimiento estresante en sí, y continuar con la tecnofilia sistemática, acelerando el colapso ambiental (aquello que Kaczynski pretende evitar). En este punto se desvela la verdadera contrariedad de Kaczynski frente al marxismo. La igualdad es imposible, y la formula que proponen tanto los marxistas como los pseudo-marxistas es una igualdad en la que la gran mayoría de la sociedad se vería en un mismo plano de problemáticas sociales y materiales (la llamada por Kaczynski sobre-socialización) creados por una elite bien estante, vieja crítica contra este sistema. El marxismo es contrario a la ideología de Kaczynski, quien en ningún momento se propone la igualdad o incluso el bienestar (recordemos que se concibe a el mismo y a su posible revolución tecnófoba como un sacrificio con posibles bajas colaterales contadas por millones, bajo la excusa de que la continuación del proceso industrial y un posible colapso ambiental tendría muchísimas mas victimas).


Por último, analicemos la praxis de Kaczynski. Para mí hay una analogía bastante acertada que ya hemos mencionado al inicio de este ensayo; la comparación entre la praxis de Unabomber y el terrorismo diecinuevesco del nihilismo ruso. Como en el caso de Ted, el nihilismo ruso se desarrolló en una breve era de decadencia tras un periodo de bienestar nacional reformista, durante el reinado de Alejandro II. Como Kaczynski, la crítica a la hipocresía de todas las tendencias políticas era abrumadora. Pero la mayor diferencia es que estos nihilistas, en vez de refugiarse en el primitivismo, tomaron refugio en las esperanzas de un posible futuro tecnológico-científico, inspirados en el positivismo francés. Entonces, en que más se parecen estos dos movimientos? Eran movimientos, tanto en la ideología como en la praxis, de acentuado individualismo. Y este es el punto más cercano; la praxis del terrorismo ideológico individual. Los atentados de Unabomber nunca fueron destinados a acelerar el proceso estresante, sino que su objetivo era el reclutamiento. La minoría ideológica era inexistente para Kaczynski en esos momentos, solo existente en la falsa FC, a quien probablemente buscaba minorías intelectuales a quien reclutar. La búsqueda de la minoría racional es algo que comparten ambos movimientos, como se puede apreciar en los artículos de Dimitri Pisarev y sus acercamientos al darwinismo social. La actuación terrorista ideológica en Rusia tomaría otros senderos a parte del egoísmo racionalista, como los colectivistas Naródnaya criticados por Lenin. La praxis de Kaczynski tiene, a su vez, otra curiosa influencia; la máquina de guerra deleuziana, presentada como algo ajeno al sistema por su contenido y forma de partido (posiblemente reinterpretada en la forma de los fasci di combattimento italianos, aunque ese es otro tema para análisis).

En conclusión, el papel del terrorismo en la ideología de Kaczynski parece justificado y es a su vez, una interesante respuesta a la alienación en el mundo revolucionario de la sociedad industrial (concepto, a su vez vago, pero inabarcable para este ya extenso análisis). Es la única vez en que Kaczynski mira al marxismo y le pide respuestas. Son todas las respuestas del marxismo posmoderno suficiente como para rebatir el terrorismo individual? Es Kaczynski, a fin de cuentas, un mero reaccionario sin futuro? Algo nos queda claro; la respuesta armada medioambiental puede incrementar conforme incrementa el estrés social, si es que ese concepto es verdaderamente analizable. 

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