¿Qué es la Dominación?
¿Qué es la Dominación?
Apostillas a "Definir, construir, dominar" y la mentalidad de ocupación
En mi última entrada/articulo, esbocé una propuesta de ontología
basada en los desarrollos de la ‘ontología orientada a los objetos’ y el
perspectivismo amerindio en relación con el concepto del espació y de la
ocupación. Veo necesario matizar ciertos conceptos, así como terminar de poner
en relación la propuesta con o bien fuentes no citadas anteriormente o nuevas
relaciones.
En primer lugar, separar el grano de la paja. Gran parte de
mi propuesta en el anterior articulo ha sido ya desarrollado por la escuela de antropología
del perspectivismo amerindio, al que remito al lector encarecidamente. La
propuesta de esta escuela (una ontología que suponga que todo hecho natural
tiene detrás a un sujeto humano, eliminando la conceptualidad del objeto y la dicotomía
cultura-natura) fue la base de gran parte de mis proposiciones posteriores.
Dicho esto, me gustaría matizar en que es lo que postule y matizar de nuevos algunos
conceptos.
La primera gran parte es entender la suspensión de las
dicotomías. Aún hay trabajo para la justificación netamente lógica u ontológica
de estas dicotomías, pero sobre todo se basa en redefinir la relación entre
multiplicidad y unidad, particular y universal, cultura y natura y hombre y
sociedad. En general, la mayoría de estas dicotomías se suspenden o bien por un
eterno reflejo entre ellas (particularidades culturales que tienen símiles
naturales y a la inversa), por falta de definición de las demarcaciones (cuando
algo deja de ser particular o cultural para ser universal o natural) o por que
tiene un campo lógico (la consciencia, la mente, la razón…) capaz de ver su
continuidad (múltiple-unitario, lo impreso en el logos social en el hombre y a
la inversa). La conciencia misma se pierde en ese juego de reflejos (es
universal pero se encuentra en cada hombre de forma particular, con axiomas
compartidos y sociales, con las mismas ideas e impresiones que otros sujetos). De
la falta de limitación entre naturaleza y cultura se derivará la no separación
de esta de aquella, y nos centraremos en la propuesta original de nuestra
teoría.
Para los problemas entre la multiplicidad y a la unidad, la
universalidad y la particularidad, solo nos podemos servir del concepto platónico
de la “participación” (μέτεξις, methexis). Debemos entender que en
nuestro esquema, los elementos no presentan una dicotomía sobre un plano tal
que así:
Sino que emerge en una dicotomía vertical, tal que así:
Así la participación no se ocupa del terreno de cultura y
natura sino de la presentación de elementos errantes a ellas dos. Lo que más
nos debería importar, como voy a puntualizar más adelante, es la relación (o
intra-relación) entre la natura y cultura como ente único (esa x).
Otra dificultad que encontramos como preámbulo es el logos
social. La problemática entre unidad y multiplicidad se presenta de nuevo
con la pregunta “es el individuo el que crea el ‘discurso social’ o es este el
que lo crea?’. Entroncando con la muerte del hombre de Foucault (es decir, con
su nacimiento moderno) el discurso ‘posmoderno’ y del giro lingüístico parece
ofrecer esta ultima opción como las más certera, y es también la opinión que
presento en mi artículo. No obstante hay obvias fallas a esta concepción, pues
la aparición del hombre debe ser anterior a la aparición de la cultura, de
forma temporal en la especie como al individuo y sus estructuras de conocimiento
mentales. Describimos como la concepción del mundo (esos “axiomas mentales”)
son ordenados de acuerdo con la cosmología social, lo cual daría a entender que
ese cosmos o bien es invariable (dado que ningún individuo puede pensar más allá
de él) o bien es variable pero dado desde fuera del hombre (o bien por Dios, o bien
por algo externo a la cultura, esa x). Pero lo más razonable es
considerar una reciprocidad en la estructura mental individual y social, sobre todo
entendiendo el papel dicotómico de la conciencia como ya la hemos descrito, ese
intermedio entre particular y universal.
Entremos en materia: que significa entonces la aportación posiblemente
más importante del artículo, que comparte la naturaleza y la cultura? Hemos
visto que ambas parten de esa x, pero a que se refiere? O que debemos
comprender es que la cultura y la natura son perceptibles por el individuo, de
acuerdo a sus axiomas mentales, en gran parte dados de forma innata (natura),
de forma social (cultura) y de forma de adquisición individual (particular, por
opuesto a las anteriores, que son universales). Cuando quiero equiparar a la
natura y a la cultura lo pretendo hacer desde la comprensión lógica de que
ambas se basan en aquella característica que nos es perceptible desde un primer
momento: su relación y ordenación de elementos. La naturaleza es primordialmente
una disposición de elementos (cosas, sujetos, objetos…), así como la cultura y
la sociedad, y en ultimo termino toda la “realidad”. El orden es la substancia
de la realidad, al modo agustiniano. “La natura no es una disposición (orden)
concreto de elementos sino su relación.”. La relación particular es lo que hace
natura a natura, así como la particularidad de sus elementos. Los connatos son
la base de todo este orden; toda la realidad se define por la actuación de los
connatos, y los connatos no tienen mas frontera que los de sus necesidades y
relaciones mediante las cuales las satisfacen. En este sentido los reinos
naturales se derrumban, sus fronteras son diluidas. Toda necesidad, movimiento,
dinámica, es una expresión de esta “voluntad” (spinozista o schopenhaueriana)
que define al connato, y con él (y sus relaciones) la realidad. Aquí debemos
reescribir la frase citada: la natura sí es una disposición o orden
concreto de sus elementos, lo que no es es algo único por mantener una
identidad basada en las relaciones de sus elementos. La diferencia entre una
jungla e internet no son las relaciones de sus elementos (precisamente son iguales
por tratarse de ecosistemas, de su interrelación de connatos y necesidades):
su diferencia no estriba en la relación o en su disposición u orden de la relación,
sino en la particularidad de sus elementos. La frase original estaba acertada a
medias, puesto que la natura es un orden concreto de elementos, ya que
toda realidad lo es. Lo que no es es algo particular por tener una
relación. El sentido es completamente inverso. La naturaleza no es particular
por tener (inter)relaciones, sino por tener un tipo concreto de orden de
relaciones.
La definición (concepto irónicamente a medio definir en el artículo
original) es entonces de alta superfluctuosidad, peligrosa incluso. El concepto
mismo se tambalea hacia la desaparición ante la dificultad de atribuir a una disposición
de elementos un nombre concreto. Si permanece entre nosotros es por que dentro
de esta realidad, hay percepciones. Los reinos naturales se distinguen en estas
percepciones. La realidad amenaza en convertirse en la nueva natura, pues
considerando los reinos naturales como sujetos, ya no hay lugar para un objeto intocado
(de wilderness) que pueda ser la natura moderna. La importancia recae entonces
en estos reinos, y aun más, en su capacidad abstractiva. La llave para entender
la capacidad abstractiva de sujetos no-humanos es la definición intra-relacional
que acabamos de demostrar. La disposición de elementos da nombres similares a
lo que nuestras percepciones primariamente clasificarían como diferentes (natura-cultura),
pero sin embargo bajo la percepción intra-relacional son similares, son
participaciones del orden múltiple. Así, cualquier acción se convierte en
voluntad, y tras ella, el sujeto. Lo que debemos entender es que la personificación
de la roca de Spinoza no es ningún chiste. Es real, es voluntad, es percepción de
libertad, la roca percibe. Y aun más importante, la roca actúa, y actúa según
una abstracción anterior. Ese pensamiento (la premeditación-abstracción y
actuación) se atribuye luego a modos de pensamiento, de los cuales el
que más nos importa es el de Dominar. Dominar es un hecho con sentido,
con finalidad-voluntad. Es un hecho omnipresente, puesto que todos elementos
que consideramos que existe, ocupa cierto espacio determinado. Ese acto no es
meramente inconsciente o reflejo, sino que, siguiendo lo que hemos explicado,
tiene que ser releído con sentido-voluntad. Así el ocupar es en verdad dominar.
La realidad es una macropolítica, una verdadera bellum ómnium contra omnes.
Al contrario de lo que parecería entenderse, no debemos comprender así la característica
intrínsecamente defensiva-ofensiva del espacio o del ocupar-existir, sino que
debemos replantearnos el concepto de la Dominación. Si todo es algo, el
particular es algo, es parte del todo. Un todo no puede estar en conflicto con
sus partes. Lo que debemos plantearnos es una concepción de la totalidad del
espacio como algo no-jerarquizado. Esta noción es importante para un asunto
de discusión que pretendo abordar más adelante: la arquitectura post-humana.
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